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Se sabe que el EPA y el DHA contribuyen a la salud
cardiovascular, ocular y cognitiva, y que intervienen en
todas las etapas de la vida, desde la prenatal hasta el
envejecimiento.
Además de la amplia investigación sobre el papel
de los Omega-3 en la salud cardiovascular, cerebral
y visual, cada vez hay más pruebas que respaldan
nuevos beneficios menos conocidos de los Omega-3
para nuestra salud, como son el apoyo inmunitario (1), la
calidad del sueño (2-3-4) y el rendimiento deportivo (5-6-7-8).
Omega-3, cuanto antes mejor
Un nuevo estudio ha revelado la relación entre los
factores de riesgo en adultos jóvenes y el riesgo de
enfermedades cardiovasculares e ictus en etapas
posteriores de la vida. Con ello se hace hincapié
en la prevención precoz de las enfermedades
cardiovasculares en la infancia y la adolescencia (9).
En lugar de esperar a ser mayores para mejorar su
dieta, los adultos jóvenes tienen la oportunidad de
actuar ahora para reducir el riesgo de problemas
en etapas posteriores de su vida, y los Omega-3
desempeñan claramente un papel importante en este
sentido.
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